lunes, 13 de octubre de 2008

El cuento del Carnícero y el Perro

Cierto día un carnicero que estaba atendiendo a sus clientes vio que un perro se metía en la carnicería. Empezó a gritarle para que saliese de la tienda. El perro salió pero a los pocos minutos volvió a entrar y despues de entrar y salir unas cuantas veces más el carnicero se dio cuenta que traía algo en la boca.
Saliendo de detras del mostrador, se acerco hasta el perro y vio que lo que traía en la boca era una nota envuelta en un plástico. Cogió la nota y la leyo: “Podría usted enviarme medio kilo de chuletas y cinco salchichas?”. Envuelto en el plástico venía también un billete de 50 euros.
El carnicero preparó el pedido y una vez listo metió en una bolsa las chuletas y las salchichas junto con el cambio. Mostro las asas de la bolsa al perro, que las puso en su boca y abandonó la carnicería.
El carnicero estaba asombradísimo y decidio salir detras del perro para ver qué hacía.
El perro camino por la calle hasta llegar a un semáforo donde se paró, depositó la bolsa en el suelo, se alzó sobre sus patas traseras y pulsó el botón para que el semáforo cambiara a verde para los peatones. Esperó sentado con la bolsa de nuevo en su boca hasta que el semáforo le dejó pasar, cruzó tranquilamente y caminó hasta la parada de autobus. Al llegar, observo las señales que indicaban los diferentes autobuses y sus rutas, se sentó y esperó.
Al poco rato para un autobús pero el perro no se movió, un poco más tarde llego otro y el perro subió rapidamente por la parte de atras para que el conductor no lo viese. El carnicero no daba credito a lo que estaba viendo y subió también al autobús.
Tres paradas después el perro se alzo sobre sus patas, toco el timbre y cuando el autobús paró se bajo. El carnicero bajó tras él. Los dos caminaron unos minutos más hasta llegar frente a la puerta de una casa. El perro dejó la bolsa en el suelo y comenzó a golpear la puerta con sus patas delanteras mientras ladraba, como nadie le habría dio un salto a una tapia y de allí salto al alféizar de una ventana consiguiendo golpear varias veces el cristal. Salto otra vez a la calle y volvió a coloarse frente a la puerta. A los pocos segundos la puerta se habrió y salión un hombre que sin mediar palabra empezó a golpear al perro mientras le gritaba lo inútil que era.
Al ver aquello, el carnicero se fue hacia aquel hombre le sujeto para que no pegara más al perro y le dijo: ¡Por favor, deje de pegar al perro! ¿No se da cuenta que está cometiendo una injusticia?. Este perro es un genio.
“¿Un genio?” grito el hombre, ¡este imbecil de perro es la segunda vez esta semana que se olvida las llaves!.

¿Que piensan?
¿Las personas aprenden más rápido estimulando las acciones positivas que castigando las negativas?

2 comentarios:

Vale y Mane dijo...

¬¬ QUE CRUEL HISTORIA! jajaja no me imaginaba para NADA ese final jajaja muy cruel pero así es la vida jajaja.

Respecto a su pregunta, sí, creo que las personas aprenden más rápido a trancazos, desgraciadamente, porque cuando se les da todo fácil y no les "duele" el conseguir las cosas,es decir, no implica un esfuerzo el conseguir algo, no lo valoran, al menos eso es lo que he podido observar yo...

XOXO, u know u love me

Queen V jajajaja

Maru y Diana dijo...

¡Que perro tan listo! Pues yo pienso todo lo contrario... Es mejor estimular las acciones positivas que dar trancazos por los errores. Si Chalo hubiese comentado que mi comida era una porquería de recién casados, creo que nunca hubiera podido aprender y hubiese preferido comprarla. Al menos en lo personal, es más gratificante que me estimulen de manera positiva.
También es cierto que algunas personas aprendemos a trancazos pero por ciertas circunstancias de la vida, como el que tenga cuidado para manejar y bueno! quizá necesité un accidente para tener cuidado la próxima vez...Maru